Las VITAMINAS actúan como coenzimas y regulan los procesos metabólicos del cuerpo. Existen dos tipos, las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) que necesitan la presencia de grasa o sales biliares para su absorción, y las hidrosolubles (vitaminas del grupo B y vitamina E) que son fácilmente alteradas por el procesado de los alimentos.
La vitamina B1 o tiamina ayuda a digerir los carbohidratos y mantener el funcionamiento del sistema nervioso. Su requerimiento diario es de 1.1-1.2mg diarios y su deficiencia puede provocar pérdida de apetito, fatiga, dolores musculares y retraso en el crecimiento. La vitamina B2 o riboflavina regula la producción de energía y contribuye a la construcción de los tejidos. Su requerimiento estimado es de 1.4mg al día y su deficiencia provoca grietas en los labios, y sensibilidad visual. La vitamina B3 o niacina mantiene la salud de la piel y mucosas e interviene en el metabolismo de los carbohidratos. Su deficiencia afecta al sistema nervioso y a la piel. Se recomienda una ingesta diaria de 12-18mg. La vitamina B9 o ácido fólico participa en el metabolismo de aminoácidos, la síntesis de proteínas, la maduración de los glóbulos rojos y la formación del bebé durante el embarazo. Su requerimiento diario es de 400mg en adultos y 600mg en embarazadas y lactantes. Su déficit puede causar degeneración hepática, fatiga crónica, náuseas y vómitos. La vitamina B5 o ácido pantoténico es componente esencial de la coenzima A, necesaria para las reacciones que generan energía a partir de grasas, hidratos de carbono y proteínas. Su requerimiento diario es de 4-7mg. La vitamina B6 o piridoxina es imprescindible para la formación de glóbulos rojos y para mantener un buen estado de los sistemas inmunitario y nervioso. Su carencia provoca cambios de humor, irritabilidad y se recomienda una ingesta diaria de 1.3-1.7mg. La vitamina B12 o cobalamina ayuda al mantenimiento de las neuronas y de los glóbulos rojos, por lo que previene un tipo de anemia, además contribuye a la elaboración del ADN. Su ingesta recomendada es de 2.4 microgramos y su deficiencia provoca cansancio, debilidad, anemia megaloblástica. La vitamina C ayuda a mantener los vasos sanguíneos sanos, contribuye a absorber el hierro y formar colágeno, es un antioxidante esencial para las funciones inmunológicas y metabólicas. Se recomienda una ingesta de 75mg en mujeres y 90mg en hombres y su deficiencia provoca escorbuto, anemia, debilidad muscular y cansancio crónico.
La vitamina A o retinol está involucrada en la visión normal, el sistema inmunitario y la -reproducción. La cantidad diaria necesaria oscila entre 700-900mcg. Su deficiencia provoca xeroftalmia, incapacidad de ver con poca luz. La vitamina D es imprescindible para la absorción de calcio y para la salud ósea. Se recomienda una ingesta diaria de 600 UI y su deficiencia provoca osteomalacia, que provoca dolor óseo y debilidad muscular. La vitamina E es un potente antioxidante que protege las células de la oxidación provocada por los radicales libres y estimula el sistema inmunitario. Su ingesta recomendada es de 15g al día y su déficit provoca anemia, dolor de extremidades y problemas inmunes. La vitamina K es importante para la coagulación sanguínea y la salud de los huesos. La cantidad diaria recomendada oscila entre los 90-120mcg para hombres y mujeres respectivamente y su deficiencia provoca hematomas y problemas de sangrado.
La Cetona de frambuesa (Rubus idaeus L.) estimula el metabolismo del tejido adiposo blanco y pardo e inhibe la absorción de la grasa dietética a nivel del intestino.
La cetona de frambuesa tiene una estructura parecida a la capsaicina y sinefrina, moléculas que estimulan la lipólisis (combustión de grasa) en los adipocitos del tejido blanco y activa la termogénesis en el tejido adiposo pardo, es decir, activa el metabolismo incrementando la temperatura corporal y a su vez ayuda a disminuir el apetito y la ansiedad.
Afectan al metabolismo aumentando los niveles de dos hormonas, la adiponectina y la norepinefrina. La adiponectina es liberada por las células adiposas y está asociada a la regulación del metabolismo y los niveles de glucosa en sangre. Diversos estudios han comprobado que la adiponectina aumenta la sensibilidad a la insulina en diversos tejidos como hígado, músculo esquelético y tejido adiposo. Por otro lado, el aumento de la norepinefrina activa la lipolisis y proporciona energía para aumentar la temperatura del cuerpo.